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TODO A PULMÓN

Abogadooooo

Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión: detesto las pelis y series de abogados. Es como llevarse el trabajo a casa o, lo que es peor, al cine. Sin embargo, hay dos excepciones que confirman la regla, dos títulos que he sido capaz de ver con gusto y deleite, incluso varias veces: “El cabo del miedo” y “Pactar con el diablo”.

 

En la primera el abogado interpretado por un sosito Nick Nolte es acosado por un antiguo cliente que vuelve para cobrarse con intereses el error profesional cometido por el letrado tiempo atrás. El cliente cabreado es un Robert De Niro sublime con una cara de loco que te cagas (“abogadoooo, abogadoooo, ven ratitaaa, asoma la cabecitaaa”, decía el muy cabrón) que lo borda, sobre todo en la escena de su encuentro con la hija del abogado, una Juliette Lewis también magnífica, como siempre. El mito de Caperucita y el Lobo, Frankenstein y la niña a la orilla del río, aunque en este caso no se sabe bien quién de los dos es menos inocente.

 

En la segunda, al atormentado jurista lo encarna Keanu Reeves, que, de forma más o menos inconsciente, vende su alma al diablo a cambio del éxito profesional. Naturalmente el Maligno, interpretado por Al Pacino (“Patxi” le llamamos en casa, es como de la familia) se pasa a cobrar el precio del trato (también con intereses, como no podía ser menos). Sé que no está bien contar el final de las películas, así que quien no la haya visto que no lea el diálogo entre Kevin Lomax (el abogado) y John Milton (el diablo) que reproduzco al final de este post. Me parece sencillamente antológico.

 

Por supuesto ambas películas tienen una evidente carga de moralina, muy americana, al tener que purgar el letrado de éxito una durísima penitencia por sus pecados del pasado. Huelga decir que en los Estados Unidos, como en casi todo el mundo, la profesión de abogado es de las peor valoradas moralmente por los ciudadanos. Así que si disfruto con estos títulos será por  puro masoquismo, o porque en el fondo mi subconsciente tiene en ganas a la profesión. Menos mal que me estoy quitando.

 

 

 

“PACTAR CON EL DIABLO”, escena final:

 

Kevin Lomax: ¿Qué quieres de mí?

John Milton: Quiero que seas tú mismo. Escúchame hijo, la culpabilidad es un pesado saco de piedras. Tienes que librarte de él lo antes posible.

Kevin Lomax: No puedo hacerlo.

John Milton: ¿Por qué tienes que cargar con ese maldito saco de piedras? ¿Por Dios? ¿Por qué, sí? ¿Por Dios? Está bien. Te daré información acerca de Dios. A Dios le gusta observar. Es un bromista. Piénsalo. Dota al hombre de instintos. Os da esta extraordinaria virtud y, ¿qué hace luego? Los utiliza para pasárselo en grande, para reírse de vosotros al ver cómo quebrantáis las reglas. Él dispone las reglas y el tablero y es un auténtico tramposo. Mira, pero no toques. Toca, pero no pruebes. Prueba pero no saborees. Y mientras os lleva como marionetas de un lado a otro, ¿qué hace él? Se descojona. Se parte el culo de la risa. Es un payaso. Es un sádico. Es el peor casero del mundo. ¿Y adoráis eso?… ¡Nunca!

Kevin Lomax: Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo…

John Milton: ¿Por qué no? Yo tengo los pies sobre el mundo desde que comenzó este puto juego. He alimentado todas las sensaciones que el hombre ha querido experimentar. Siempre me he ocupado de lo que quería y nunca le he juzgado, ¿por qué? Porque nunca lo he rechazado a pesar de todas sus imperfecciones. Soy una devota del hombre, soy una humanista, quizá, la última humanista. ¿Quién en su sano juicio, Kevin, podría atreverse a negar que el siglo XX ha sido mío por completo, todo mío? Todo mío, Kevin. Estoy pletórica, ha llegado mi oportunidad, nuestro momento.

Kevin Lomax: ¿Por qué intentas convencerme? Me debes necesitar muchísimo. ¿Qué quieres?

John Milton: Quiero que tú dirijas la empresa.

Kevin Lomax: ¿Sólo eso?

John Milton: No, Kevin, tu semilla es la llave del futuro. Tu hijo dominará a las masas, él conseguirá liberar a todos.

Kevin Lomax: ¿Quieres un hijo?

John Milton: Quiero una familia.

Kevin Lomax: ¡El Anticristo!

John Milton: ¡Tú lo has dicho!

Kevin Lomax: Y debo prestarme voluntario…

John Milton: Por eso odio el libre albedrío…. Kevin, necesito una familia, necesito ayuda. No puedo con todo. El nuevo milenio está próximo y aspiro al título, vigésimo asalto, uh uh uh uh, estoy lista. ¿Qué me dices?

Kevin Lomax: ¿Qué me ofreces?

John Milton: ¿Estás negociando?

Kevin Lomax: Siempre.

John Milton: ¡¡¡Sííííííí!!!

Kevin Lomax: ¿Qué puedes ofrecerme?

John Milton: Todo lo que quieras. ¿Qué quieres Kevin? ¿Qué tal la felicidad para empezar? El placer inmediato (ríe) a todos los niveles que imagines, será como la primera raya de cocaína.

Kevin Lomax: Vas a tener que esforzarte un poco más.

John Milton: Lo sé, lo sé, me estoy empezando a calentar. Quieres más, ¿verdad? ¡Te mereces más! ¿Qué tal lo que más deseas en el mundo? La sonrisa del jurado, uh uh uh, toda una sala impasible rendida a tus encantos, adorándote a ciegas.

Kevin Lomax: Eso puedo hacerlo solo.

John Milton: Pero no como te he dicho. Yo te quitaría las piedras del saco, te daría placer, sin límites. La libertad es no tener que decir “lo siento”. Es una revolución… ¡Viva la causa!

Kevin Lomax: Según la Biblia tú pierdes, estamos destinados a perder, mamá.

John Milton: Es una buena cita hijo, pero nosotros escribiremos nuestro propio libro: el Capítulo 1, hoy mismo en este altar, en este momento. Acércate… Diavole virtus in lumbas est (la virtud del Diablo está en su astucia). Ven hijo, ya es hora de que tomes aquello que es tuyo.

Kevin Lomax: Cierto, me toca a mí… Libre albedrío (hace que coge la pluma, pero finalmente toma la pistola y se pega un tiro a bocajarro en la cabeza)

John Milton: ¡Noooooooooo! ¡Noooooooooooooooo! ¡Kevin, ahora no! ¡Ahora no!

4 comentarios

ppilla -

A mi me van más las de batas blancas y camillas corriendo por los pasillo, para desgracia de mi contrario.
Pero debo estar en una fase rara de mí misma, el otro día ví Pretty Woman y me volvió a encantar, me divierto viendo las películas del enano y me inclino por las de finales felices tipo chico ama a chica, ¿se me pasará?....

AlaDelta_ -

Uhm..Depende de qué abogado español, que hay uno en Rivas Vaciamadrid que si lo pillo lo mato.

El menda -

¿Un abogado español? jajajaja

AlaDelta_ -

Impresionante!! A mí las películas de abogados también me aburren un poco, aunque he de reconocer que estas películas no me aburrieron en absoluto. Claro que considero que no son de propiamente de abogados, si no de miserias, traiciones, abusos de poder, venganzas... y quién mejor que un abogado yanki para sufrir todo eso? eh??