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TODO A PULMÓN

En Isla Mágica a 50 grados

Creo que era en la película "My Fair Lady" en la que entonaban la siguiente cantinela: "la lluvia en Sevilla es una maravilla". Y desde luego que debe serlo y no habría venido nada mal el pasado sábado cuando visité, en compañía de la familia, el parque "Isla Mágica".

En estas fechas son habituales en los telediarios esas imágenes de los hispalenses bañándose en las fuentes públicas y resoplando "ozú, qué caló" con los termómetros marcando 50 grados. Y, hasta este finde, uno pensaba "no son exageraos los sevillanos ni ná" porque por estos lares también vamos bien despachados de flama a partir del mediodía. Pero doy fe de que es absolutamente cierto. O eso o yo he tenido la infinita "suerte" de ir a visitarlos en los días que se han batido todos los records. Efectivamente, 50 grados al sol, palabrita del Niño Jesús.

Menos mal que en estos parques casi todo está permitido, nadie te conoce y con tales temperaturas es obligado ponerse chorreando en la primera fuente que te encuentras o en la mayoría de las atracciones. Como mínimo hay que sumergir la gorra en el agua y ponérsela tal cual sobre la sesera. Si no es por eso de allí no salimos vivos. Pensarán que exagero, pero baste un dato: a lo largo del día pudimos ingerir del orden de tres litros de agua cada uno, y ni una sola vez tuvimos que visitar esa atracción de la que, mis hijas sobre todo, son asiduas: el WC; señal evidente de que el cuerpo iba absorviendo todo el líquido y no dejaba nada para "las sobras".

Por lo demás, me gustó el parque, aunque en cuestión de atracciones la verdad es que difieren poco unos de otros. De mi bagaje en parques temáticos da buena fe la puerta del frigorífico de casa, donde descansan los imanes de Disnelyland Paris, Warner Bros Park, Selwo Aventura, Selwo Marina, Terra Mitica, Tivoli World, el Loro Parque de Tenerife y algunos más, así que uno ya tiene cierta experiencia. De todos, mi favorito (dejando aparte Disneyland Paris, que va fuera de concurso) sigue siendo Terra Mitica, un parque que al parecer no termina de despegar y que a mí me pareció el único en el que los niños, aparte de divertirse, pueden aprender algo de historia. Bien es cierto que a la Warner le debo otra visita, porque el día que allí estuvimos un servidor amaneció con un dolor de muelas de esos que te anulan el ánimo y te hacen desear estar en cualquier otro sitio menos en la "casa de Piolín".

Así que una vez que mis hijas han tachado de su lista el parque sevillano apuntan a los dos que quedan, al menos de los que ellas conocen: Dinópolis, en Teruel, y Port Aventura, en Tarragona. Éstos, por la distancia más que notable a recorrer, tendrán que esperar, aunque ya me están recordando la existencia de dos parques "menores" que nos pillan a tiro este verano: uno de lobos en Antequera y otro de cocodrilos en Torremolinos. Como empiecen a especializar los parques por especies animales me temo que no acabaremos nunca.

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