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TODO A PULMÓN

Soneto para una ruptura

Un día, hace ya algunos años, tomaba café con mi enemigo íntimo y le conté los detalles de algunos casos que se presentan en mi despacho. Impresionado, tomó una servilleta y sobre ella escribió lo siguiente:

Un adiós y el estruendo de un portazo
sacude las vidrieras de sus ojos,
preludio de lamentos y sonrojos
que aplana el sentimiento de un mazazo.
.
Los armarios repletos de vacío,
la carta sin abrir del abogado,
la foto del bebé, el cristal rajado,
la húmeda mejilla en pleno estío.
.
Y al cabo del amor, ¿qué es lo que queda?
Silencio y soledad en cualquier parte
y guerras por venir en el juzgado.
.
Y al grito vil de ¡sálvese quien pueda!
se largan los recuerdos, al descarte
del dos de corazones masacrado.

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