Blogia
TODO A PULMÓN

Trilogía del Ciberamor

Hace mucho tiempo que no les traigo noticias de mi enemigo el poeta, así que hoy compensaré tan larga ausencia con una obra en tres actos que él titula "Trilogía del Ciberamor", basada en un romance virtual que nuestro particular constructor de ripios vivió tiempo ha.

En el primer acto el poeta se encuentra pleno de inspiración y desborda los versos más apasionados y atormentados por la magia de una relación que se está iniciando. Dicen así:

Yo quiero ser, mi amor, el carterista
que roba tus latidos y tu sueño.
Rozar tu piel desnuda, ser su dueño,
diamante solitario sin aristas.
.
Yo quiero ser tu sol cada mañana,
marcar el ritmo de cada latido,
andar entre las teclas de tu olvido,
trepar hasta colarme en tu ventana.
.
Lo malo de este amor es la derrota
de no mover los labios para hablarlo,
de no sentirte tras cada batalla.
.
Lo ingrato es que no queda ni una gota,
y al cabo de tu adiós, pese a intentarlo,
sólo puedo besar una pantalla.

Pasado el tiempo la dama decide dar un paso más y cruzar esa invisible pero sólida barrera que separa lo virtual de lo real. El poeta, en este segundo acto, pone de manifiesto sus dudas y temores, en evidente contradicción con los anhelos proclamados en el soneto anterior. ¿Pánico escénico, quizás?:

Me propones un encuentro canalla
mañana al otro lado del abismo:
"ya deja de besarme en la pantalla
y dame algunas dosis de tí mismo."
.
La copa que llena mi poesía
empieza, según dices, a romperse.
O te mueves por mi geografía
o te buscas a otro que te verse.
.
Si acepto y me rindo a tus pretensiones
¿no será probable que sufriésemos
si al alba no encontrásemos razones
.
a nuestra desnudez?. ¿Si fingiésemos
el ritmo atroz y las revoluciones
subidas de pasión?. ¿Si muriésemos?.

Sé lo que todos se están preguntando y lamento no poder dar una respuesta; ignoro si el temido encuentro tuvo finalmente lugar aunque sospecho, a la vista de un verso del soneto que transcribo a continuación, que no fue así. Tal vez por eso o por cualquier otra razón que igualmente desconozco la relación, como casi siempre, fue deteriorándose hasta el punto de la ruptura final, que constituye el acto tercero. Aquí el poeta hace un postrero brindis al sol que no sé si interpretar como un gesto de victoria o derrota. Juzguen ustedes mismos:

Por los viejos tiempos alzo mi copa,
por el beso amargo que no te di,
por la tarde en que, sin tocar tu ropa
ni rozar tu vientre, te poseí.

Por mis torpes versos, por las canciones
que no llegaste a oirme cantar,
por aquel "te quiero" con condiciones,
por tus fotos sepias a pie de mar.

Por tu chulería y mi poca raza,
por el Ircap, el Messenger y el Kazaa,
porque iba a ser y luego no fue.

Por aquel final sin tercera parte,
por la desazón después de dejarte,
por el "no te vayas" que no escuché.

Pues eso es todo, espero que les haya gustado esta tragicomedia en tres actos gentileza de mi enemigo íntimo. Vaya para él mi agradecimiento y reconocimiento y la demanda de nuevos versos que nos hagan disfrutar y, de paso, me ayuden a ir llenando este humilde rincón poético.

Feliz finde a tod@s.

 

3 comentarios

AlaDelta_ -

A lo mejor es hora de que alguien te lo diga: No te vayas..

ppilla -

Yo creo que el brindis es de derrota, me suena la historia, la he oído, eso sí, en prosa y con distintos tonos. Mi pregunta sería: Cuando lo recuerda... ¿piensa aún en lo que pudo haber sido?...
Feliz Día.

marienn -

Pues... casi me está dando vértigo!!!!... No sé yo... si sí o si no... ¿?.