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TODO A PULMÓN

Parte de guerra

En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército de albañiles, electricistas, fontaneros y carpinteros, han alcanzado las tropas de pintores sus últimos objetivos. La obra ha terminado. El Hartísimo: Menda. Jaén, 7 de septiembre de 2009.

Michael Jackson

Por alguna extraña razón las modas musicales siempre me pillan con el paso cambiado y raramente compro un disco con menos de cinco años de antigüedad. Y cuando en 1983 tuvo lugar el bombazo de “Thriller” un servidor andaba en plena etapa metalera escuchando a Barón Rojo, Leño, Obús y demás tropa de aquella gloriosa edad de oro del rock hispano. De ahí que el disco más vendido de la historia me pasara en principio más bien desapercibido. Lo compré algunos años después cuando comprendí que es uno de esos álbumes que hay que escuchar antes de morir y fue entonces cuando descubrí que te puede gustar o no ese tipo de música, pero resulta innegable que se trata de una gran obra maestra, de una perfección armónica y una brillantez en los arreglos fuera de lo común.

 

Escribo esto después de digerir la muerte del autodenominado “rey del pop” y leer, ver y escuchar todas las necrológicas escritas en clave de funky que he sido capaz. En un mitómano como yo supongo que es inevitable. Y mientras el común de los mortales se detiene en los aspectos más escabrosos de la personalidad del ídolo, sus debilidades y sus excentricidades, su lado terrenal, los mitómanos entendemos la naturaleza del héroe mitológico, hijo de un dios y un mortal. Y en su vertiente divina es innegable que Michael Jackson fue uno de esos pocos elegidos que nacen cada muchos años, tocados con el don de la genialidad artística, inaccesible a cualquier hijo de vecino.

 

Pero como viene ocurriendo desde que el mundo es mundo, la maldición del ídolo consiste en ser castigado en su soberbia con una soledad de espíritu desgarradora. Ulises volvió a Ítaca tras años de viaje solo y vestido como un anciano vagabundo. En el fondo, el sino del héroe consiste en tenerlo todo y, en realidad, no tener nada.

 

El caralibro (facebook)

Estaba yo arando el otro día y escuchando al Herrera Carlos en el tractor cuando dedicaron el programa al facebook (en castellano, caralibro) y me piqué bastante. Total que esta mañana la he dedicado casi entera a hacerme un feisbuk (¿se dice asín?). El caso es que hecho está, pero ahora no tengo ni idea de cómo hacer amigos ahí. De entrada me he apuntado a todos los grupos y páginas que he encontrado, pero de momento no he hallado respuesta alguna. Ni tan siquiera sé cómo poner aquí un enlace a la página de mi perfil, sospecho que para verla hay que ser miembro del feisbuk ese. Así que si algún piadoso lector de estas torpes líneas me puede echar una mano y dar unas nociones elementales feisbuqueras, le estaré eternamente agradecido.

Smile, de Charles Chaplin

Esta escena de la película "Tiempos Modernos" (1936) es una de mis favoritas. La música, compuesta por el propio Chaplin, es un tema inmortal que ha sido versioneado en innumerables ocasiones, aunque la más destacable sea la interpretada por el inolvidable Nat King Cole. A disfrutar:

Sonríe aunque te duela el corazón

sonríe incluso aunque se esté rompiendo

Cuando haya nubes en el cielo, lo superarás

Si sonríes a pesar de tus miedos y dolor

Sonríe y puede que mañana

verás que el sol aparece brillando para ti

Enciende tu cara de alegría

Esconde cualquier síntoma de tristeza

Incluso aunque una lágrima esté a punto de brotar

Ése es el momento en que debes seguir intentándolo

sonríe, ¿para qué sirve llorar?

Te darás cuenta de que la vida aún merece la pena

Si sólo sonríes

Un cambio en mi vida (Rockapella)

Un amigo irlandés con el que compartía entre otras cosas la admiración por los grupos vocales de los 50 me envió, allá por los años 80, una casette de este grupo. Y mira por donde ayer, curioseando en YouTube, me encontré este vídeo en el que interpretan uno de mis himnos personales. Si es cierto que existen los coros angelicales en el cielo, no deben sonar muy distinto a esto.

 

(Dedicado a Marienn, ella sabe por qué)

 

 

De pie frío y asustado en lo alto de la colina azul

Llegó un momento en el que perdí mi voluntad

Supliqué piedad, por favor Señor llévame

Dame la luz del sol donde todo lo veo gris.

Mi pasado pesaba en mi ánimo, no puede negarse,

Y los cambios no llegan tan fácilmente.

 

He estado solo, he sido maltratado, he sido un incomprendido

He sido ignorado, he sido humillado, decían que no servía para nada.

Pero mi sitio está contigo, porque me ayudaste a ser fuerte

Hay un cambio en mi vida desde que tú llegaste.

 

Ahora no me importa matarme trabajando cada día

Y no presto atención a lo que dice la gente

Porque después de todo el dolor por el que he pasado

Dios sabe que dejaría todo sólo para amarte

Toda mi vida he agachado la cabeza avergonzado,

Pero ahora te he encontrado y me quedaré contigo, Dios lo sabe

 

He estado solo, he sido maltratado, he sido un incomprendido

He sido ignorado, he sido humillado, decían que no servía para nada.

Pero mi sitio está contigo, porque me ayudaste a ser fuerte

Hay un cambio en mi vida desde que tú llegaste.

 

Un hombre se vuelve loco cuando todo en su vida va mal

Y un corazón se debilita si está fuera de lugar

Cuando la carretera se vuelve pedregosa, Dios, tienes que continuar

Deja que la nueva luz brille sobre ti.

 

He estado solo, he sido maltratado, he sido un incomprendido

He sido ignorado, he sido humillado, decían que no servía para nada.

Pero mi sitio está contigo, porque me ayudaste a ser fuerte

Hay un cambio en mi vida desde que tú llegaste.

 

 

 

Gente sin complejos

La vieja fantasía de poder ver la desnudez de todo aquel hijo/-a de vecino que nos cruzamos por la calle empieza a hacerse realidad. En esta página es posible. De momento hay pocos voluntarios/-as, pero sin duda el afán de exhibicionismo de más de uno/-a hará que se vea acrecentada en poco tiempo. Como puede comprobarse, no hace falta tener el cuerpo de una top model. Si os animáis, avisad, jejeje (yo me lo estoy pensando aún).

(Al entrar en la página haced click en "Enter" y después sobre cada una de las fotos).

Aquí está haciendo furor...

Obama y las aceitunas

A lo mejor suena a frivolidad, y conste que pocos hay tan comprometidos con el medio ambiente como un servidor (por la cuenta que me trae) pero ... eso del cambio climático ... ¿es que este año no toca?. Lo digo porque desde el 24 de noviembre, fecha en que empezamos la cosecha, apenas hemos tenido veinte días de trabajo efectivo por culpa de la dichosa lluvia, y eso que algunos jornales nos hemos ganado echándole un par al asunto y poniéndonos de barro hasta la misma "concusilla", que es como aquí se le llama al punto equidistante entre los aparatos excretores anterior y posterior, ya me entienden. Por no hablar de lo que acojona ver un tractor patinando cuesta abajo por el barro derechito hacia un barranco, y más si vas montado dentro. Y encima con un frío tan impropio y atípico que te hace descubrir, tras cuarenta y dos años de humana existencia, lo que son los sabañones en las orejas. ¿Calentamiento global?.

Pues eso, que cabreado con los elementos que hicieron perder a Felipe II su Armada Invencible y a mí me van a hacer perder la cosecha (y la salud, a este paso), esta mañana, tras constatar que el de hoy iba a ser otro día perdido por las inclemencias meteorológicas, opté por ir a la almazara a consolarme con otros compañeros de fatigas hastiados como yo de ver los suelos de los olivos ensombrecidos por ese chapapote negro y siniestro que conforman los miles de aceitunas caídas por el temporal, dificilmente recuperables ya. Y entre lamento y lamento y con las tripas ardiendo por la temperatura del café con leche los unos o por los efectos del carajillo los otros, va el maestro y con mucha naturalidad y poso de resignación dice: "esto no lo arregla ya ni el Paco Obama ése que va a salvar al mundo". No dando crédito a lo escuchado le pregunto "¿quién?" y lo reitera: "el Paco Obama ése, el negro de América que han elegido presidente", mirándome como preguntándose dónde había estado yo metido el último lustro. Y entonces caigo en la cuenta de que, dicho con rapidez y si eres un poco duro de oído (como al parecer lo es el maestro), "Barack Obama" puede sonar ciertamente como "Pac- oObama".

Todavía me estoy riendo; sin saberlo, el maestro de la fábrica me ha alegrado el día.

Quédate junto a mí (Stand by me)

Marienn ha tenido el detallazo de enviarme esto, y no encuentro palabras para agradecérselo. Después de verlo comprendo por qué me gusta tanto esta música, y por qué esta canción ha sido siempre mi favorita. A disfrutar

El Patillas

Supongo que empezar el año con un obituario quizás no sea lo más acertado y hasta puede crear algo de mal rollo, pero créanme si les digo que el personaje al que me dispongo a homenajear lo merece.

Por más que intento hacer memoria no consigo recordar cuál fue la primera vez que entré al Pub Auringis (que es el nombre que los romanos pusieron a esta ciudad mía y que en latín quería decir algo así como "la tierra del oro"; se ve que en aquella época no había tantos olivos como ahora). Pero lo que sí recuerdo como si fuera ayer es la presencia de su dueño, gerente y camarero (como él solía decir) tras la barra, su rechoncha figura con el pelo engominado hacia atrás y las enormes patillas que le daban el aspecto de un bandolero de Sierra Morena jubilado.

El Auringis era un antro cutre y atemporal, ubicado (sería más acertado decir "desubicado") en los viejos y estrechos callejones donde habitan las rancias y centenarias tascas de la ciudad. Bajo la escasa luz del local apenas se distinguían las fotos en blanco y negro del Jaén antiguo que infructuosamente intentaban decorar sus paredes. El olor a tabaco y a ambientador de todo a cien libraban una encarnizada batalla en igualdad de condiciones por imponerse en el ambiente. Más allá de la barra había una especie de reservados donde las parejitas alargaban los tragos mientras se devoraban los morros con nocturnidad y alevosía durante los fines de semana.

A "El Patillas" no parecía importarle nada de eso. Lo único a lo que verdaderamente se entregaba con esmero era a la música que en su punto justo de volumen escupían los viejos altavoces. Quizás por eso me sentí atraído y volvía allí de incógnito, después de dejar a mi novia en casa a las doce, cada sábado por la noche. Fue mi gran secreto.

Posiblemente hasta mi tercera o cuarta visita no intercambiamos más palabras que el pedir la consumición y el qué se debe a modo de despedida. Yo estaba como siempre solo en la barra, sentado en uno de aquellos taburetes de aluminio dorado y asiento de terciopelo azul que parecían sacados de un puticlub de los setenta, degustando un Jack Daniel´s con hielo en vaso ancho, posiblemente no fuera el primero de la noche, y con el paquete de Fortuna a mano. Aquella noche, como siempre, sonaba blues por los altavoces, algo que me chocaba en aquel tipo al que, por las pintas que gastaba, le pegaba más ser un apasionado del flamenco. De repente vino un larguísimo punteo de guitarra que me encogió el corazón. Cuando acabó levanté la vista y me encontré con los ojos del camarero, cuya expresión delataba haber alcanzado el mismo éxtasis que yo con el solo distorsionado de las seis cuerdas.

"Cómo llora esa guitarra, ¿eh?", me dijo.

A partir de ese momento las noches en el Auringis se convirtieron en interminables charlas sobre música con aquel camarero patilludo cuyo nombre no llegué a conocer, ni él el mío. Celoso de su intimidad, sólo llegué a saber que el pub lo había puesto "para tener un sitio donde escuchar la música que le gustaba". Y las músicas que a él le gustaban eran sólo dos: el blues y el flamenco. "Son la única música auténtica. Todo lo demás son mariconadas", solía decir con los ojos entornados mientras daba una calada al Marlboro.

Recuerdo una noche lluviosa entre semana en la que estábamos los dos solos en el pub sumidos en silencio en las notas de un viejo blues, con los cubitos de hielo deshaciéndose en el bourbon y el cenicero atestado de colillas (él sólo bebía cuando no había nadie más en el local, supongo que era un honor con el que me distinguía). En éstas entró un chaval completamente empapado y se acercó a la barra a pedir cambio para sacar tabaco de la máquina, destrozando la magia del momento. "El Patillas" le miró con muy mala leche y le espetó "¿es que no ves que estamos en misa?" y hasta que no acabó el tema lo tuvo allí esperando sus monedas. Así de intensamente vivía aquella música.

Intercambiábamos discos: yo le surtía de los viejos sonidos del delta del Mississippi y él me iniciaba en el maestro Camarón. Hasta que dejé de ir después de casarme, porque mis nuevas obligaciones familiares me impusieron sus inevitables cargas. Un día me lo encontré por la calle y le saludé. "Enhorabuena", me dijo antes de que yo diera más explicaciones, "supongo que ya no vienes porque te has casado, ... como todos". Aquel "como todos" tenía todas las connotaciones de un reproche que me escoció en lo más hondo y, aunque prometí pasarme un día como en los viejos tiempos, nunca lo hice.

Antes de ayer venía la esquela en el periódico, y bajo su nombre aparecía su inequívoco apodo: "El Patillas". Pensaba que sólo yo le llamaba así, y ha resultado ser su nombre de guerra en los ambientes hosteleros del casco antiguo. Por cierto, se llamaba José, ya ven lo que son las cosas: no sólo teníamos las patillas y la melomanía en común.

El solo de guitarra que nos unió aquella noche es el que aparece al final del video. Hoy este llanto de blues está más que justificado.

Descanse en paz, Patillas.

El infierno

Acabo de recibir esto por correo, leedlo despacio que tiene su miga:

La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en la Universidad Complutense de Madrid. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan ’profunda’ que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet; razón por la cual podemos todos disfrutar de ella.

Pregunta: ¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)?
La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle "el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime".

Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:
"En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa total del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas.
En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones: la mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno.
Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial.
Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno: según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas. Hay dos posibilidades:
1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.
2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión disminuirán hasta que el Infierno se congele.
¿Qué posibilidad es la verdadera? Si aceptamos lo que me dijo Ana en mi primer año de carrera ("hará frío en el Infierno antes de que me acueste contigo"), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera y por tanto daremos como cierto que el Infierno es exotérmico y que ya está congelado.
El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido; dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Ana no paraba de gritar : «¡¡¡Oh, Dios mío!!!»"

Este estudiante fue el único que sacó sobresaliente

Fuera de carta

Hacía tiempo que no me reía tanto viendo una película. No diré nada más, salvo que Javier Cámara está inmenso y demostrando una vez más que hoy por hoy es el mejor actor de comedia de España. Si pueden, véanla.

Blogs musicales

Ayssss mi Marienn, o es así de cándida o se lo hace (pa mí que lo segundo). Por supuesto que todo esto de bajarse la música de internet es simplemente para tener una copia de seguridad del disco que ya tienes comprado original en la tienda, ¿qué te habías creído?. Juas, juasss. Vamos, que una vez bajado el disco tienes 24 horas bien para borrarlo o bien para salir cagando leches al Corte Inglés a comprarlo. Pasado ese plazo el archivo descargado se autodestruirá en medio de una explosión termo-nuclear. Lo que yo te diga.

En fin, que eso del emule y los torrents está ya muy demodé (o como se escriba), y ahora lo que priva son los blogs con enlaces para que te puedas bajar tus "copias de seguridad" (ya se sabe que eso de meter el disco original en el ordenata y decirle al Media Player de turno que te lo copie a mp3 es un trabajazo tortuoso y agotador, estos chicos/-as lo que hacen es ahorrarnos esa innoble tarea).

Además, en la mayoría de las páginas lo que se exponen son "bootlegs", es decir, discos piratas que ni pagan derechos ni tienen nada que ver con el artista o la discográfica, por lo que su descarga no perjudica, en teoría, derechos de propiedad intelectual de nadie. Ya se sabe, quien roba a un ladrón ...

Voy a poner algunas direcciones para que se hagan una idea aproximada:

http://blatidodelhades.blogspot.com/ Música de los sesenta y setenta, muy recomendable para fans de los Beatles

http://theultimatebootlegexperience.blogspot.com/ Bootlegs de todo tipo, especialmente música americana de los 70

http://koningfmjustcountry.blogspot.com/ Sólo música country, para fans del género

http://newalbums2007.blogspot.com/ Novedades internacionales

http://cyranounique.blogspot.com/ Bootlegs de artistas clásicos y leyendas del rock. Muy completo, tiene casi de todo

http://lapaginadeelvisito.blogspot.com/ No podía faltar, dedicada al Rey, la hace un coleguita de Perú

Hay miles, aunque lo más práctico, si se busca un disco o artista concreto, es irse al Google y hacer la siguiente búsqueda: "nombre del disco o artista" rar site:blogspot.com

Hala, a hacer "copias de seguridad", no vaya a venir un asteroide a impactar justamente sobre nuestra colección de cds.

 

Meat Loaf: Two Out of Three Ain´t Bad

Por alguna extraña razón (o no tan extraña), siento cierta afinidad por los rockeros gordos que cantan con voz de tenor. Y este tema de Meat Loaf ("cacho carne" sería una traducción acertada) que hoy les traigo está en mi top 10 de todos los tiempos. El álbum en el que apareció, "Bat Out of Hell", es un clásico entre los clásicos, un disco imprescindible que rompió moldes en su tiempo, y eso que se editó en pleno boom de la música disco y del incipiente punk-rock a finales de los setenta.

Compuesto en su integridad por la operística mente de Jim Steinman, una especie de Wagner moderno (en el vídeo aparece tocando el piano), te impregna desde el principio del tono tragicómico que destilan todos sus temas, desde el inicial que da título al álbum ("... como un murciélago fuera del infierno me marcharé cuando llegue la mañana ..."), pasando por este "Two out of three ain´t bad", que considero la mejor balada de desamor de todos los tiempos, la opereta cincuentera "Paradise by the dashboard light" ("Recuerdo cada detalle como si hubiera ocurrido ayer ...") o el inefable himno "Heaven can wait" acerca del mito de Peter Pan ("... tengo la sensación de estar en el paraíso, es todo lo que realmente necesito para quedarme, como un niño otra vez ...").

Como suele pasar, cuando dos genios coinciden el resultado es una obra maestra, pero la alegría no suele durar mucho. Jim y Meat se enzarzaron en una serie de disputas y desencuentros durante los ochenta hasta que, en 1993, dieron a luz a la segunda parte: "Bat Out of Hell II: Back Into Hell", otro gran álbum. Cerrando la trilogía en 2006, casi treinta años después de la primera parte, se editó "Bat Out of Hell III: The Monster is Loose", de nuevo en medio de interminables batallas legales entre compositor e intérprete.

Sobre este disco podría estar hablando horas y horas, pero no es plan. Si quieren escucharlo entero puden bajarlo aquí: http://rapidshare.com/files/28007356/d5mealoawq317.rar

 

 Dos de tres no está mal:

Nena podemos hablar toda la noche

Pero eso no va a llevarnos a ninguna parte

Te he dicho todo lo que podía decir

No queda nada aquí adentro

Y puede que llores toda la noche

Pero eso no cambiará cómo me siento

La nieve se está amontonando ahí afuera

Ojalá no me obligaras a quedarme

Lo he explicado por activa y por pasiva

He intentado mostrarte cuánto me importas

Estoy cansado de palabras y demasiado ronco para gritar

Pero tú has sido tan fría conmigo durante tanto tiempo

Que estoy llorando témpanos en lugar de lágrimas

Y todo lo que puedo hacer es seguir diciéndote

Te quiero

Te necesito

Pero no hay forma de que vaya a amarte nunca

Así que no estés triste

Porque dos de tres no está mal

Así que no estés triste

Porque dos de tres no está mal

Nunca encontrarás oro en una playa de arena

Nunca excavarás buscando petróleo en la calle de una ciudad

Sé que estás buscando un rubí en una montaña de piedra

Pero no hay ningún Coupe de Ville* escondido en el fondo de una caja de galletas

No puedo mentir

No puedo decirte que soy lo que no soy

Por mucho que lo intente

Nunca podría

Darte algo

Algo que sencillamente no tengo

Sólo hay una chica a la que siempre amaré

Y eso ocurrió hace muchos años

Y aunque sé que nunca podré sacarla de mi corazón

Ella nunca me correspondió, lo sé

Recuerdo cómo me dejó durante una noche de tormenta

Cómo me besó y salió de nuestra cama

Y aunque le rogué y le supliqué que no cruzara aquella puerta

Hizo sus maletas y se marchó

Y ella me repetía, me repetía, me repetía

Te quiero

Te necesito

Pero no hay forma alguna de que vaya a amarte

Así que no estés triste

Porque dos de tres no está mal

Así que no estés triste

Porque dos de tres no está mal

Nena podemos hablar toda la noche

Pero eso no va a llevarnos a ninguna parte

 

*modelo de Cadillac

 

 

El bofetón

Condenada a prisión por dar un bofetón a su hijo después de una pelea por los deberes

Hombre, pues no sé yo, ¿eh? Que te caigan cuarenta y cinco días de trena y un año de alejamiento de tu hijo de diez me parece una exageración, por mucho que haya sido una jueza de mi barrio la que ha dictado la sentencia que ha salido en todos los telediarios.

Antes te daba tu honorable progenitor/-a una galleta (o dos, bien dadas) y lo último que se te pasaba por la cabeza era ir a denunciarlo/-a, en gran parte porque, en el fondo, tú eras consciente de que te las tenías bien merecidas. Al menos en situaciones que podríamos llamar "normales", que de todo hay en la viña del Señor. En mi caso y por suerte no fueron muchas, naturalmente porque no di muchos motivos para ello, pero en más de una ocasión pude comprobar la inusitada rapidez con la que mi madre desenfundaba la zapatilla y la estampaba contra la parte de mi anatomía que le pillara más a mano. Y no corras, que es peor.

Así que cuando leo esta sentencia, en cuyos antecedentes de hecho se hace constar para más INRI que el chaval agredió primero, pues uno piensa que vale, ni calvo ni con tres pelucas, ni chupito ni litro y medio. Seguro que la madre no pretendía golpearle la nariz contra el lavabo al zagal y eso fue un resultado inesperado a una simple galleta (preterintencionalidad que decimos los abogaos, mire usted qué palabros nos gastamos). Y lo de la orden de alejamiento ya me parece demencial.

Yo no he tenido motivos hasta ahora ni para el más mínimo azote a mis hijas, y que sigan así muchos años. Porque está muy bien todo eso de que a los niños hay que educarlos sin violencia y demás, pero también hay que ver que algunos zagales tienen muy mala leche (que se lo digan a la familia, o lo que quede de ella, del angelico de la catana) y que están todos sobreprotegidos. Y lo peor es que ellos lo saben.

Regreso a la Alhambra

Parece que fue ayer, pero hace veinte años ya. Entonces eran dos horas de viaje, subiendo y bajando sinuosos puertos de carretera; ahora unos escasos cuarenta y cinco minutos de cómoda autovía que constituyen una agravante más a mis despechadas ausencias.

 

Pero ahora, como cantaba Miguel Ríos, vuelvo a Granada de vez en cuando y siempre encuentro lo que buscaba. Porque a Granada hay que ir sin planos ni mapas, hay que ir a perderse premeditadamente en su barrios góticos, renacentistas y barrocos y, por supuesto, en el Zacatín y el Albaicín morunos en los que el tiempo detuvo su marcha. Y hay que subir a la Alhambra por la Cuesta de Gomérez, a patita y parando de vez en cuando a recuperar el resuello, no sólo por la pendiente, sino porque la belleza de los jardines que preceden al palacio nos harán perder la noción de espacio y tiempo.

 

No hay cámara fotográfica capaz de captar los matices del otoño en Granada, porque ni mis propios sentidos se ponen de acuerdo ante el torbellino de sensaciones que me inundan y golpean en cada uno de sus rincones.

 

Es curioso, pasé allí seis años deseando acabar mi estancia cuanto antes, ajeno a lo que me rodeaba, siguiendo a diario las mismas rutas de forma mecánica absorto en los agobios del que tiene que comerse el mundo entero en cuestión de un puñado de años. Y ahora que he descubierto que ese atracón no merecía la pena y que es mejor beberse la vida en pequeños sorbos paso mis días lamentando aquel tiempo perdido y buscando una excusa para volver

A la aceituna

Para que se hagan una idea de cómo está el ambiente por estos lares, reproduzco el artículo escrito por Jesús Tíscar Jandra publicado ayer en el periódico local. Algún día a mí me gustaría escribir así:

Venga, venga, a la aceituna, vamos todos a la aceituna, recojamos juntos el bendito fruto del vientre de las olivas, los negros con sus manos negras y los blancos con sus blancas manos, ayudemos al infiel para que no se canse, a ese chirri (1) alógeno y equivocado, démosle pan y tocino al peregrino, es la fiesta, comienza la fiesta, ya está aquí la fiesta, festividad de la pringaza que viene, riqueza de sangre verde, prosperidad italiana, jugo de moco friolento, terrón de escarcha agria. Vamos todos. A la olivita, a la olivita, al vareo de las ayudas europeas, al templo de las cooperativas, almazara de mi alma, de tu alma, de nuestra alma, jornal y conejos que miran, totovías (2), patrones, que la aceituna no se cae sola ni se recoge ni se mete en el capacho ni en el tractor sola, que la aceituna es tonta, que está acipotá de tanto esperarnos, y hay que espabilarla y enseñarle los dientes como se los enseñó un día Fishler, angelico, era simpático y tolondro. Cada jaenera tiene un ovario normal y otro aceituna, cada jaenero lleva colgando un testículo cojón y otro aceituna, los de fuera no, los de fuera sólo tienen frío en los ovarios y en los testículos, a ver cuándo un melenchón (3) para ellos, poetas y cantores de la tierra, a ver cuándo un virgen extra que de verdad lo sea.
(1) Traje regional masculino típico de Jaén
(2) Ave insectívora, muy común en el olivar (también llamadas cotovías)
(3) Canción popular que se entonaba y bailaba en Jaén alrededor de una hoguera la noche de San Antón (16 de enero)

Infancia

Acabo de recibir esto en el correo y me ha hecho sonreir:

¿Te acuerdas de...

- Aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico... ’Pito-pito gorgorito... ¿dónde vas tu tan bonito?’... A la era verdadera... pim pom fuera!’

- Se podí­an detener las cosas cuando se complicaban con un simple...’ No ha valido’ o ’Eso no vale’ o ’Trampa, noo, trampa’

- Los errores se arreglaban diciendo simplemente...’Empezamos otra vez’

- El peor castigo y condena era que te hicieran escribir 100 veces... ’No debo...’

- Tener mucho dinero, solo significaba poder comprarte un helado o una bolsa de chucherí­as a la salida del cole...

- Hacer una montaña de arena , podí­a mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde...

- Para salvar a todos los amigos en las cogidas bastaba con un grito: ’¡Por mí! ¡Por todos mis compañeros y por mí primero!’

- Siempre descubrí­as tus más ocultas habilidades, a causa de un ’ ¿A que no haces esto?’

- No habí­a nada más prohibido que jugar con fuego...

- ¡TONTO EL ÚLTIMO! Era lo único que nos hací­a correr como locos hasta que sentí­amos que el corazón se nos salí­a del pecho...

- El ladrón y policía era solo un juego para el recreo, y por supuesto era mucho más divertido ser ladrón que policí­a...

- Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se había inventado...

- La mayor desilusión era solo haber sido elegidos últimos para el equipo del cole...

- Los hermanos mayores, eran el peor de los tormentos, pero también los más fieles y feroces PRotectores.

- Nunca faltaban los caramelos que tiraban los Reyes Magos, ni el dinero que nos dejaba el Ratoncito Pérez bajo la almohada...

- ’ GUERRA’ solo significaba arrojarse tizas y bolas de papel durante las horas libres en clase...

- Los helados y la leche con galletas constituí­an el grupo de los alimentos básicos y esenciales.

- Quitar las ruedas pequeñas a la bici significaba un gran paso en tu vida.

- El mayor negocio del siglo era conseguir cambiar los diez cromos repetidos por el que hacía tanto tiempo que buscabas...

- Hacer cabañas con ramas cuando íbamos de excursión al campo nos entretení­a durante horas... Hasta que vení­an a avisarnos de que tení­amos que marchar y llorábamos desconsolados...

- Todos te admiraban si lograbas cruzar la comba mientras saltabas...

- Era un gran tesoro si encontrabas trozos de escayola en los cubos de basura y poder dibujar en el suelo y jugar...

- Sentarnos frente al televisor a las 5 en punto con los ojos desencajados para ver Barrio Sésamo

- Creerte superman o supergirl... y ponerte el ’babi’ del cole a modo de capa mientras subidos en cualquier escalón deseabas con todas tus fuerzas poder volar como ellos...

- Todas estas simples cosas nos hací­an felices, no necesitábamos nada más que un balón, una comba y dos amigos con los que hacer el ganso durante todo el dí­a...
SI PODÉIS RECORDAR LA MAYORÍA DE ESTAS COSAS Y HE CONSEGUIDO QUE SONRIÁIS.

ENTONCES SIGNIFICA QUE HABÉIS TENIDO UNA INFANCIA FELIZ...Y QUE TODAVÍA OS QUEDA DENTRO ALGO DEL NIÑO QUE ÉRAMOS NO HACE TANTO TIEMPO

Días irlandeses

Días irlandeses

En Irlanda, en pleno mes de julio, todos los días eran como éste: de cielo plomizo, encapotado, de lluvias livianas e intermitentes, de olor a tierra mojada, de aceras brillantes bajo una tela de agua, de coches con cristales enmohecidos por el vaho.

 

En días como éste siempre recuerdo las grises calles de Dublín, la niebla que envolvía todo lo que se encontraba a más de diez metros de distancia, los campos verdes (pero verdes, verdes) que circundaban la ciudad, el olor a tabaco de pipa de los viejos que charlaban en los parques, la tez blancuzca y pecosa de las muchachas sentadas sobre la hierba a la menor presencia de un rayo de sol.

 

Y el sabor de los descubrimientos que allí hice: las hamburguesas de McDonald´s, la cerveza Guinness y los chocolates Mars. Pero sobre todo, recuerdo el dulce sabor de los labios de Yasmine, que fueron los primeros besos que me eché a la boca. Nada había más hermoso en Irlanda que la luz de la mañana reflejándose en su larga melena rubia, ni nada más excitante que su acento francés pronunciando mi nombre. Me acuerdo de ella en días así, y también cada vez que se disputa la final de un mundial de fútbol, porque durante aquella final del mundial de España ella me tomó disimuladamente de la mano, me llevó a un rincón de aquel pub hasta los topes de gente y me besó como no me han vuelto a besar jamás. O quizás es que el primero siempre sabe distinto.

 

Acabo de preguntar a mi compañero, muy puesto en historia del fútbol, quién ganó aquella final. Italia, dice. Pues mira qué bien, y yo sin saberlo hasta hoy.

 

 

Un encuentro inesperado

No podría calcular el tiempo que llevaba sin verlo. ¿Diez? ¿Quince años?. Por ahí. Sabía por su hermana que mi mejor amigo de la infancia andaba por Pekín, trabajando como lector en una universidad y que se había casado allí con una china. Cuando le vi acercarse de lejos sospeché de esa forma de andar tan peculiar que me resultaba muy familiar, pero lo que corroboró mis sospechas fueron los rasgos orientales de la chica que caminaba a su lado. “¿Jaime?” le pregunté a bocajarro cuando pasó a mi lado. “¡Coño, Pepe!” fue todo lo que pudo decir antes de fundirnos en un fraternal abrazo ante la atónita mirada de la china.

 

Jaime es el tío más inteligente que he conocido nunca. Con siete años leía una sola vez una página de un libro y podía repetírtela de cabo a rabo hasta con puntos y comas. Nos conocimos a esa edad, en el colegio, y nos hicimos inseparables. Así parecía explicárselo a su mujer (que no habla ni papa de español) mientras tomábamos unas cañas en la barra del Gorrión. “Joder, aquí todo está exactamente igual” apreciaba Jaime sin dejar de escudriñar las centenarias paredes del local, cuya pintura es de un color indescriptible por el paso de los años y cuyos carteles taurinos de los tiempos de Manolete se mantienen siempre en el mismo estado por alguna misteriosa razón.

 

Allí recordamos nuestra primera película en el cine juntos, sin padres, con siete años: “Lawrence de Arabia” en el cine Asuán, demolido recientemente y sobre cuyo solar se alza ahora un modernísimo edificio de oficinas. Entonces había una señora gorda que hacía de acomodadora y que se ofreció a acompañarnos a nuestras butacas. “No gracias, podemos solos” dijo Jaime autosuficiente. Y la verdad es que hasta bien entrada la película no conseguimos sentarnos porque no encontrábamos nuestro sitio, y al final lo hicimos en la primera pareja de butacas que encontramos libres.

 

También salió a colación nuestro proyecto ganadero de montar una granja de grillos, a cuyo fin metimos en una pelota rajada un buen número de especimenes que encontramos en el patio del colegio. El problema fue cuando en mitad de la clase los grillos empezaron a cantar y la profesora (que a la sazón era mi tía) no tuvo duda de quiénes habían sido los autores de semejante idea. A punto estuvimos de comer grillos ese día.

 

La misma profesora que un día, reciente el atentado a Carrero Blanco, nos pilló unos carnets de ETA que nos habíamos hecho orgullosos de nuestra militancia abertzale (aunque entonces no sabíamos qué demonios era eso) y llamó a nuestros padres advirtiéndoles de nuestra inaceptable ideología política (y eso que sólo teníamos nueve años). Hay que decir que ambos éramos forofos del Athlétic de Bilbao y aquello no era sino el resultado de llevar nuestra pasión futbolística hasta sus últimas consecuencias.

 

Pasamos toda nuestra infancia juntos, y ni los veranos nos separaban, ya que nos organizábamos para pasar temporadas uno en casa del otro. Luego vino el instituto y ahí el contacto fue menor. Hasta que un día vino a buscarme a clase y me propuso hacer unas extrañas jornadas de fin de semana con un grupo cristiano. Teníamos 16 años, yo pasaba un rato largo de eso y le costó convencerme. Pero al final tuve que ceder y aún se lo estoy agradeciendo.

 

Retomamos el contacto en Granada, en nuestros años universitarios. Eran mediados de los ochenta y la actividad cultural en aquella ciudad bullía en cualquier rincón. Nos dio por lo alternativo, como se dice ahora, y nos leímos todos los libros de filosofía que caían en nuestras manos. Yo me eché una novia, él otra, pero como entre ellas no congeniaban mucho fuimos dejando de vernos.

 

Luego le perdí el rastro, aunque de vez en cuando tenía noticias suyas. Un día me envió una invitación de boda extrañísima, en la que dos manos rompían una cadena y se podía leer “Nos casamos tal día a tal hora. Uniremos nuestras vidas y romperemos las cadenas.” Le llamé para disculpar mi ausencia, pues tenía un examen ese mismo día. Me dijo que su novia estaba embarazada y que el padre de ella los había obligado a casarse. Le deseé buena suerte y ésa fue la última vez que hablé con él hasta el mediodía de ayer. Luego le vi en el periódico encabezando las listas de un partido político de ideología radical e independentista andaluza que, naturalmente, no llegó a ninguna parte, aunque en homenaje a nuestra rancia amistad uno de los 301 votos que obtuvo en los comicios locales fue el mío.

 

Todo esto rememorábamos en la barra de madera del Gorrión, con el precio de las consumiciones escrito a tiza sobre la misma, mientras la china daba silenciosa buena cuenta de su último descubrimiento: el vino San Domingo, que fresquito y con unos tacos de queso sabe a gloria bendita. La miré en una pausa de la conversación y crucé una significativa mirada con Jaime, pues no sabía si era por el puñado de copas que llevaba encima o porque los rasgos orientales son así, pero el caso es que los ojos empezaban a bailarle y brillarle de forma extraña. Mi amigo la miró divertido y le dijo en un castellano que ella, naturalmente, no entendió: “¡Hoy sí que vas a descubrir la siesta, Lin-Tsú!” (o algo así se llama).

 

Tras el tapeo tomamos unos cafés y las preceptivas copas, y bien entrada la tarde, bastante “perjudicados” ambos por la ingesta de alcohol precedente (no digamos la china, que a estas alturas nos deleitaba de vez en cuando y sin venir a cuento con cánticos regionales de su tierra, que los dos simulábamos escuchar con atención) decidimos dar por terminado el encuentro, muy a nuestro pesar.

 

Fue a la hora de despedirnos, tras el intercambio de direcciones, e-mails, teléfonos y de un nuevo abrazo cuando me cogió del brazo y en tono confidencial me dijo “oye, ¿sigues oyendo a Elvis?”. “Cada día”, le contesté. “Entonces ya tenemos tema para otro encuentro. Yo te llamo”.

 

Espero que así sea.